
La Universidad ECCI se consolida como un laboratorio de innovación sostenible gracias a un proyecto en el que docentes y estudiantes transformaron residuos de naranja y banano en un biomaterial capaz de convertirse en un producto funcional: un monedero.
La iniciativa surge como respuesta a dos retos globales: la acumulación de residuos orgánicos y el uso masivo de plásticos derivados del petróleo, que tardan siglos en degradarse.
Frente a esto, el equipo de la ECCI desarrolló un proceso que aprovecha cáscaras de frutas para elaborar láminas biodegradables mediante secado, molienda y la incorporación de plastificantes naturales.
Posteriormente, estas láminas fueron cosidas y reforzadas con recubrimientos protectores hasta dar forma al prototipo final. El resultado fue un material firme, flexible y con la resistencia suficiente para ser manipulado y cosido, aunque con desafíos frente a la humedad.
Aun así, el producto evidenció el potencial de los residuos agroindustriales para reemplazar plásticos de un solo uso y convertirse en ejemplos prácticos de economía circular.
“Este proyecto no solo demuestra que los desechos pueden transformarse en objetos útiles y con valor agregado, también integra a nuestros estudiantes en experiencias reales de sostenibilidad y química aplicada”, destacaron desde la universidad.
Además de su aporte ambiental, la experiencia refuerza la formación académica de los futuros profesionales en Ingeniería Química y Tecnología en Procesos Químicos Industriales, quienes ponen en práctica su conocimiento en un contexto con impacto social.
Con este desarrollo, la ECCI abre la puerta a investigaciones más amplias orientadas a mejorar las propiedades físico-químicas de los biomateriales, para que en el futuro puedan aplicarse en productos de mayor durabilidad y resistencia, contribuyendo a la transición hacia un modelo más sostenible.
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