Jeff Bezos logra salir de la Tierra con una tripulación histórica

El hombre más rico del planeta, Jeff Bezos, logró salir en su propio cohete al espacio exterior este martes, en un momento clave para una industria incipiente que busca hacer que la frontera final sea accesible para los turistas de élite.

Blue Origin planeó su primera misión tripulada, con un salto de 11 minutos desde el oeste de Texas hasta más allá de la línea Karman y viceversa, para coincidir con el 52 aniversario del primer aterrizaje en la Luna.

“New Shepard está en la plataforma. El equipo de lanzamiento ha completado el despliegue del vehículo esta mañana y los preparativos finales están en marcha”, tuiteó la compañía este martes antes de las 8:12 am, hora en la que se hizo el despegue.

El fundador de Virgin Galactic, Richard Branson, hizo el viaje el 11 de julio, superando por poco al magnate de Amazon en esta batalla de multimillonarios, pero Bezos ya es el segundo hombre en salir al espacio en su propia nave.

Bezos, de 57 años, fundó Blue Origin en 2000 con el objetivo de algún día construir colonias espaciales flotantes con gravedad artificial donde millones de personas trabajarán y vivirán.

New Shepard realizó 15 vuelos sin tripulación para ponerlo a prueba y testear los mecanismos de seguridad, como disparar la cápsula lejos de la plataforma de lanzamiento si el cohete explota o aterrizar con un paracaídas menos.

El despegue se dio desde una instalación remota en el desierto del oeste de Texas llamada Launch Site One, a unos 40 kilómetros al norte de la ciudad más cercana, Van Horn.

El más rico, el mayor, el más joven

Junto a Bezos estuvieron la aviadora Wally Funk, quien a sus 82 años será la astronauta más vieja de la historia, y el holandés Oliver Daemen, de 18, quien se convertirá en el más joven.

Completando el cuarteto aparece el hermano menor y mejor amigo de Jeff Bezos, Mark, quien dirige la Bezos Family Foundation y trabaja como bombero voluntario.

Estuvo ausente el ganador todavía anónimo de una subasta de 28 millones de dólares por un asiento, que tuvo “problemas de agenda” y participará en un vuelo futuro.

Después del despegue, New Shepard se precipitó hacia el espacio a velocidades superiores a 3.700 kph utilizando un motor de oxígeno e hidrógeno líquidos cuyo único subproducto es el vapor de agua.

La cápsula se separó de su propulsor y, cuando subió lo suficiente, los astronautas se desabrocharon y experimentaron la ingravidez durante tres o cuatro minutos.

La nave espacial alcanzó u punto máximo a 106 km de altitud, lo que permitió a los miembros de la tripulación admirar la curvatura del planeta y el negro como la tinta del resto del universo.

El propulsor regresó de forma autónoma a una plataforma de aterrizaje justo al norte de su lugar de lanzamiento, mientras que la cápsula volvió a la Tierra en caída libre con tres paracaídas gigantes y, finalmente, un propulsor, para un aterrizaje suave en el desierto.