La sonda estadounidense Osiris-Rex llegó este martes al asteroide Bennu para tocarlo brevemente y así recolectar unos gramos de polvo, una operación de alta precisión a 330 millones de kilómetros de la Tierra, cuyo éxito se conocerá en algunos días.
Este cuerpo espacial fue descubierto en 1999 y es llamado “el asteroide de la muerte” porque los científicos temen que en algún momento pueda chocar contra el planeta Tierra.
“Todo fue perfectamente”, explicó minutos más tarde el jefe de la misión, Dante Lauretta. “Escribimos una página de la historia esta tarde”, añadió.
La sonda enviará esta semana las imágenes de la operación, además de numerosos datos en lo que será una primera indicación para determinar si ha conseguido el objetivo de recoger la muestra.
El año pasado, Japón logró con su sonda Hayabusa2 recolectar algo de polvo de otro asteroide, Ryugu, y ahora está de camino a casa, con una llegada prevista en diciembre.
Las muestras regresarán a la Tierra el 24 de septiembre de 2023, con un aterrizaje planificado en el desierto de Utah, en el suroeste de Estados Unidos.