Tres miembros del Gaula Militar de Casanare reconocieron su responsabilidad en los casos de ‘falsos positivos’ ocurridos en el departamento, mientras hicieron parte de esta unidad del Ejército. El reconocimiento se llevó a cabo el pasado 10 de noviembre en la Cámara de Comercio de Yopal, con presencia de los familiares de las víctimas.
El reconocimiento extrajudicial y voluntario se dio en el marco de las estrategias restaurativas conjuntas lideradas por la Comisión de la Verdad, con el apoyo de la Jurisdicción Especial para la Paz, para responder a las demandas de verdad y responsabilidad de las víctimas del conflicto.
El mayor (r) Gustavo Soto Bracamonte, el sargento segundo Faiber Alberto Amaya y un capitán (r) del Ejército que solicitó reserva de su nombre, fueron los tres comparecientes ante la JEP que participaron del acto simbólico en el que aceptaron su participación en los hechos y reconocieron el daño causado.
“Con estos procesos dialógicos se busca la restauración del daño causado a las víctimas, a la sociedad. La aplicación del enfoque restaurativo tiene una triple finalidad: 1) Reconstruir los lazos rotos entre las víctimas, el victimario y la comunidad; 2) La dignificación de las víctimas a través de la reafirmación de los bienes jurídicos que fueron quebrantados y 3) La individualización de los responsables», dijo el magistrado Óscar Parra Vera, relator del subcaso Casanare, en el encuentro.
Este escenario extrajudicial está relacionado con varios momentos judiciales y extrajudiciales previos. Las víctimas participaron con informes ante la JEP sobre los daños, los patrones y contextos de los crímenes y sus propuestas sobre la rendición de cuentas. Estos informes fueron trasladados a los comparecientes, quienes rindieron ante la JEP su versión sobre los informes, los hechos, y las diversas dimensiones de lo ocurrido.
En audiencias públicas y por escrito las víctimas se han pronunciado sobre los alcances y límites de las versiones de los comparecientes. Esto permitió que, después de un trabajo separado con víctimas y comparecientes, la JEP y la CEV impulsaran algunos encuentros privados como el llevado a cabo el pasado 15 de marzo.
Con el Auto 033 de 2021, la Sala de Reconocimiento de Verdad anunció que Casanare es una de las zonas priorizadas en la primera fase de la investigación del caso 03: Asesinatos y desapariciones forzadas presentados como bajas en combate por agentes del Estado. La IV División, que para la época operaba en región, ocupó el primer puesto en resultados operacionales de todo el país en 2007. En esta zona la JEP se enfoca en los hechos ocurridos entre enero de 2005 y diciembre de 2008 cometidos por miembros de la Brigada XVI, con sede en Casanare.
El reconocimiento extrajudicial
“Por culpa de todas esas malas decisiones no solo hicimos sufrir a una familia sino a todo un departamento porque Casanare fue estigmatizado y señalado. Se les hizo daño a muchísimas personas por culpa de nosotros», señaló el sargento Amaya. A su turno, el capitán que se desempeñó en labores de inteligencia agregó: «No tenía la dimensión de ese sufrimiento hasta la primera audiencia en la JEP».
El mayor Gustavo Soto Bracamonte, quien comandó el Gaula Casanare entre 2006 y 2007, fue el último que tomó la palabra. “Vengo a reconocerles que yo soy el victimario de sus seres queridos», arrancó diciendo. “Estas personas no eran combatientes, ni delincuentes», añadió después de leer los nombres de las víctimas de ejecuciones extrajudiciales y antes de manifestar que entregó las actas de levantamiento de las muertes, con el fin de apoyar la búsqueda de las personas que aún se encuentran desaparecidas.
Los tres reconocimientos extrajudiciales buscan un aporte a la reparación de las víctimas. Con el reconocimiento de responsabilidad individual las víctimas conocen el rostro y nombre de quien les causó el daño y se enuncia la voluntad de restauración. “Quienes reconocen están frente al andamiaje moral de un colectivo, al que también pertenece la víctima y al que espera retornar quien ha cometido estos crímenes atroces. El rol de la comunidad es un eje de la justicia restaurativa», agregó el magistrado Parra.
“Gracias por escucharnos y tenernos en cuenta para conocer esta verdad que veíamos tan lejana», concluyó Deyanira Achagua. Sus palabras se escucharon tras el largo proceso que empezó cuando sus hermanos Yuri Ferney y Abelardo fueron presentados como guerrilleros dados de baja en combate cuando no lo eran. “Yo quería hacerle una pregunta personal a Gustavo (Bracamonte) y él me la respondió (…). Muchas gracias por habernos dado la cara y limpiar el nombre de nuestros hermanos y demás familiares», les dijo.