Es bien sabido en el mundo corporativo que la cultura organizacional no sólo tiene la capacidad de unir a los miembros de una empresa en torno a objetivos compartidos y valores comunes, sino que también influye activamente en el desempeño y la productividad de los empleados. En una empresa, la cultura es un pilar central que contribuye a elevar la motivación y el compromiso de los colaboradores, impulsar la eficiencia y retener el talento humano.
Según datos de la firma consultora Gallup, actualmente sólo un 22% de los empleados se sienten vinculados a la cultura de su organización, lo que provoca el estancamiento de las iniciativas y el descenso de la moral, y a la larga resulta perjudicial para el logro de los objetivos empresariales.
Precisamente, para hacer frente a estos escenarios, es crucial construir y fomentar una cultura corporativa sólida e incluyente, que asegure el éxito sostenible de la empresa. Este tipo de cultura organizacional positiva no surge por casualidad; se desarrolla y alimenta desde un esfuerzo colectivo y planificado, y a partir del liderazgo como una fuerza transformadora dentro de la organización.
“En cualquier compañía, los líderes son los encargados de articular las necesidades de los clientes, las capacidades y habilidades de los colaboradores, la visión empresarial y las estrategias a implementar para alcanzar con éxito los objetivos de negocio”, explica Juan Camilo Garcés, Director líderes de Manpower Business Professionals. “Esto pasa por alinear a todos los miembros de la organización con la misión y el propósito de la empresa, una responsabilidad que recae naturalmente en el liderazgo y es un paso crucial en la creación de una cultura organizacional positiva”.
Los grandes líderes reconocen que la cultura no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar los objetivos de rendimiento. Al alinear la cultura con estos objetivos, los directivos pueden medir el desempeño de su inversión en términos de mejora en la moral de los empleados, innovación y satisfacción del cliente.
Los líderes desempeñan un papel crucial a la hora de dirigir las conversaciones sobre la cultura dentro de sus organizaciones, incluir a los empleados en la construcción de la cultura organizacional mediante debates abiertos, y así garantizar que la cultura no sea una imposición desde los cargos directivos, sino un compromiso colectivo con una visión co-creada y valores compartidos.
Fomentar una cultura positiva: el poder del reconocimiento
Reconocer y apreciar las contribuciones de los empleados es un aspecto fundamental para cultivar una cultura organizacional positiva. El apropiado reconocimiento laboral aumenta la moral, la motivación y la satisfacción en el trabajo, lo que se traduce en un mayor compromiso y productividad.
Asimismo, cuando los empleados se sienten valorados están más comprometidos con el éxito de la organización, lo que es vital para la sostenibilidad a largo plazo.
Si bien está demostrado que reconocer el buen trabajo realizado por el talento humano es de gran importancia para la productividad empresarial, los datos de Gallup muestran que sólo el 23% de los empleados se sienten adecuadamente reconocidos por su trabajo.
Adaptar el reconocimiento a las preferencias individuales y proporcionar una retroalimentación significativa para los empleados es esencial para que los esfuerzos de reconocimiento sean verdaderamente eficaces. Hay compañías que no tienen las capacidades para formar en liderazgo de manera interna, pero existen empresas como ManpowerGroup que cuentan con servicios de coaching y formación constante en estos ámbitos.
La cultura positiva como herramienta para retener el talento humano
Un talento humano competente e innovador es indispensable para que las empresas se adapten a los nuevos retos, optimicen sus operaciones y aporten soluciones competitivas en el mercado. Esta mano de obra calificada es esencial para que las organizaciones prosperen en un entorno empresarial en rápida evolución.
Retener el talento es un objetivo crucial para las empresas, y una cultura organizacional positiva es una herramienta clave que puede ayudar a lograrlo. Los atributos principales de este tipo de cultura corporativa incluyen una comunicación abierta y eficaz, un sentido de pertenencia y propósito, y un reconocimiento y aprecio constantes de las contribuciones de los empleados, que fomentan colectivamente el compromiso y la implicación.
Juntos, estos elementos crean un entorno en el que los empleados se sienten valorados, vinculados a la misión de la organización y motivados para contribuir a su éxito a largo plazo. Precisamente, mucho de esto depende de los líderes, quienes tienen un papel fundamental en la promoción de estos valores y la generación de un ambiente seguro y abierto para todos los colaboradores de la organización.
Promover una cultura organizacional positiva implica que el liderazgo marque la pauta, la comunicación abierta, la participación de los empleados, las oportunidades de desarrollo profesional, la retroalimentación y el impulso a los programas de reconocimiento laboral. Un entorno diverso e integrador es y seguirá siendo esencial para fomentar una cultura en la que todos los empleados se sientan valorados y respetados, y donde puedan, con el apoyo de sus líderes, seguir desarrollando su potencial y el de la organización.