¿Es usted una de esas personas a las que, a medida que ha ido envejeciendo, su médico le ha recetado medicamentos, por ejemplo para la presión arterial y el colesterol? ¿Y es usted una de esas personas que además de tomar esos medicamentos, toma cuanto suplemento vitamínico ve en publicidad? Michael Schuh, doctor en farmacología del Departamento de Farmacología de Mayo Clinic en Jacksonville, Florida, nos da su opinión al respecto.
Es común que a medida que las personas envejecen los médicos les receten medicamentos como, por ejemplo, para la presión arterial y el colesterol. De igual forma, muchas de estas personas han decidido tomar suplementos que supuestamente mejoran la memoria y previenen el cáncer. ¿Estas personas deberían preocuparse por la posibilidad de que estos suplementos interfieran con sus otros medicamentos? Para resolver esta inquietud, Michael Schuh, doctor en farmacología del Departamento de Farmacología de Mayo Clinic en Jacksonville, Florida, nos da su opinión al respecto.
Shuch afirma que, con la edad, se presentan más enfermedades de tipo crónico y algunas personas, a medida que envejecen, desarrollan deficiencia de ciertas vitaminas. Afortunadamente, existe una variedad de medicamentos de venta libre o bajo receta médica de suplementos alimentarios y de vitaminas, que alivian los síntomas, hacen más lento el avance de muchas enfermedades crónicas propias de la edad y ayudan a la gente a mantenerse con buena salud.
Sin embargo, en el transcurso de los años, las tiendas se han llenado de cientos de suplementos herbarios y otros productos que mejoran la nutrición y aducen sustentar la salud y las funciones físicas y mentales.
El problema es que con la edad aparecen más enfermedades y, por lo tanto, se necesitan más médicos para tratar esas afecciones. A menos que los pacientes mismos se aseguren de que cada proveedor de atención médica tenga una lista actualizada de los medicamentos y suplementos, los profesionales de la salud pueden no saber exactamente qué se administra al paciente ni mencionar los riesgos pertinentes a esos medicamentos y suplementos. Debido a que la gente toma más y más medicamentos y suplementos, la probabilidad de una interacción también aumenta.
Por ejemplo, supongamos que una paciente a quien se le receta una estatina para reducir el colesterol ve un anuncio que promueve el arroz de levadura roja como una buena manera de controlar el colesterol y empieza a tomarlo. El arroz de levadura roja contiene por naturaleza lovastatina, que es una estatina natural. Sin darse cuenta, esta paciente empieza a duplicar la terapia con la atorvastatina recetada por su médico y comienza a presentar calambres en las piernas, dolores musculares y resultados elevados en los análisis de la función hepática debido a la interacción medicamentosa.
Si bien es importante hablar con el proveedor de atención médica y con el farmacéutico acerca de lo que uno consume para evitar la administración excesiva de un medicamento, también es importante evitar que la cantidad presente en el cuerpo sea escasa.
Pensemos en los pacientes vegetarianos o veganos a quienes se les acaba de diagnosticar diabetes tipo 2. Estas personas suelen tomar un suplemento de vitamina B-12 porque no consumen carne, pero la terapia estándar para un diabético tipo 2 es con un medicamento llamado metformina, que puede agotar las existencias de vitamina B-12 en algunos pacientes. Por ello, al empezar con la metformina, estas personas requieren consumir más suplemento de vitamina B-12 que antes. Para complicar más las cosas, si estas personas ya toman o empiezan a tomar un medicamento contra el reflujo o las úlceras, como el omeprazol que reduce la producción de ácido estomacal, la deficiencia de vitamina B-12 empeora aún más, porque la vitamina B-12 necesita del ácido estomacal para su absorción.
Existen otros ejemplos más de interacción entre suplementos y medicamentos recetados. Por ejemplo, tomar calcio con un suplemento de vitamina D para la osteoporosis y una vitamina múltiple que también contenga vitamina D puede elevar tanto el nivel del calcio en la orina que aumenta el riesgo de formar cálculos renales. Tomar un analgésico por dolor agudo o crónico cuando ya se administra un medicamento contra la ansiedad, como el alprazolam, puede derivar en pérdida de la conciencia y la situación podría ser aún peor si alguien consumiera una bebida alcohólica mientras tiene en su sistema el alprazolam y un narcótico.
Cuando uno toma suplementos y medicamentos, sean de venta libre o bajo receta médica, hay que revisarlos una vez al año, por lo menos. Lo ideal es buscar una farmacia especializada o un farmacéutico para polifarmacia, ya que esos profesionales pueden identificar las posibles interacciones medicamentosas o las reacciones adversas causadas por los varios componentes de los medicamentos y colaborar con los médicos para evitar futuros problemas. Además, hay que hablar con el farmacéutico siempre que se añade un nuevo medicamento recetado a fin de revisar las prescripciones y los suplementos actuales, e identificar cualquier inconveniente posible.