La ocupación nacional de camas de unidades de cuidados intensivos ha crecido del 52,84 por ciento al 61,22 por ciento n Colombia durante diciembre, todo esto debido a los enfermos más graves de COVID-19.
Igualmente el número de pacientes relacionados con covid-19 pasó de 2.765 a 3.516, una de las cifras más altas desde que Colombia descendió de su pico a comienzos de septiembre. Si se quiere ver de otra forma, en menos de dos semanas se ocuparon en el país más de 1.000 camas de unidades de cuidados intensivos.
De acuerdo con el viceministro de Salud, Luis Alexander Moscoso, quien no oculta su preocupación, Cúcuta supera el 96 por ciento de ocupación mientras que Norte de Santander está por encima del 90 por ciento; el Valle del Cauca tiene 79 por ciento de sus camas UCI ocupadas; en Tolima y Antioquia ya tienen tres de cada cuatro camas llenas; y Bogotá y Risaralda también en están en esa zona roja de 30 por ciento de disponibilidad.
Estas zonas, según el Viceministro, están en un riesgo preocupante y los mandatarios locales estarían en la potestad de tomar medidas adicionales en cada una de ellas.
Vale decir que Colombia logró duplicar su capacidad de cuidados intensivos en seis meses y en lo peor del pico –que se presentó entre finales de julio y primeras semanas de agosto– la respuesta de estos servicios fue favorable. Sin embargo, el incremento de los días recientes y la alta demanda en este final de año ya comienzan a preocupar a los médicos intensivistas y a las autoridades.
Y si bien Colombia ya negocia vacunas como las de Pfizer y Oxford, e incluso ya hay una ruta para otorgarles licencias sanitarias, una eventual vacunación masiva está lejos y mientras tanto el autocuidado es la mejor forma de prevención.