Otra denuncia de violación avergüenza al Ejército

Una nueva denuncia por la presunta violación de otra menor de edad indígena, esta vez en Guaviare, ensombrece la labor del Ejército colombiano, siete de cuyos miembros aceptaron cargos la semana pasada por violar a una niña de 13 años de la etnia Embera, en Risaralda. 

Mientras el país no salía de su asombro por el comportamiento de esos siete soldados, todos ellos jóvenes que estaban prestando su servicio militar obligatorio, y la polémica por la calificación del delito por parte de la Fiscalía no cesa, se conoce esta nueva falta que avergüenza al Ejército. 

De acuerdo con las informaciones, reconocidas por el alto mando militar, dos soldados del Ejército presuntamente secuestraron y violaron a una niña de la tribu nómada nukak makú en hechos ocurridos en septiembre del año pasado en Guaviare. 

Según la denuncia, realizada por el subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, Ariel Ávila, la menor de 15 años fue violada durante seis días por dos militares del Batallón de Infantería Joaquín París, que la mantuvieron secuestrada y sin darle de comer en una habitación de esa guarnición militar, que tiene sede en San José del Guaviare. 

La información de Ávila añade que la niña logró escapar y luego apareció desnuda, el 12 de septiembre de 2019, por lo que fue auxiliada por autoridades de la zona. La denuncia se sustenta en documentos y siete informes de diferentes instituciones en los que se da cuenta del secuestro y violación de la menor. 

Según Ávila, el Ejército tuvo conocimiento del caso y las autoridades habían actuado oportunamente, pero luego la denuncia no avanzó por lo que considera que hubo negligencia de la Fiscalía del Guaviare. 

Uno de los documentos revelados en la investigación indica que el Ejército dijo en ese entonces que una vez se tuvo conocimiento de lo sucedido, el Batallón de Infantería No.19 Joaquín París inició de inmediato la indagación disciplinaria No.26 de 2019, la cual fue verificada por la Procuraduría Regional del Guaviare.

Según la revista Semana, los documentos que tiene en su poder prueban que la Procuraduría, la Fiscalía, la Policía, la Defensoría del Pueblo y el Ejército tenían conocimiento de los hechos. Añade que incluso todas las entidades hicieron informes de dicha situación pero no se avanzó en la investigación. 

Ante la denuncia, el Ejército publicó un comunicado del Comando de la Vigésimo Segunda Brigada de Selva en el que “repudia y rechaza este tipo de hechos que trasgreden los derechos de nuestros niños, niñas y adolescentes. Por tal razón, en desarrollo de las investigaciones se adoptarán de forma inmediata las acciones a que haya lugar, con la mayor severidad y conforme a la ley”. 

Los nukak son un pueblo de cazadores-recolectores que habita entre los ríos Guaviare e Inírida, y aunque se sabe de su existencia desde mediados de los años 60, no fue sino hasta 1988 cuando empezaron a tener mayor contacto con el resto de la sociedad cuando llegaron a la localidad de Calamar huyendo de la persecución de colonos.

Asociaciones de pueblos indígenas se han manifestado en los últimos días frente a unidades militares en Bogotá, Cali y Pereira para exigir justicia en el caso de la violación de la niña embera-chamí.