El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció el martes 31 de octubre que convocaría a la embajadora de Colombia en Israel, Margarita Manjarrez, para discutir la situación que afecta al pueblo palestino, que él calificó como una «masacre».
Petro declaró: «He decidido llamar a consulta a nuestra embajadora en Israel. Si Israel no detiene la masacre del pueblo palestino, no podemos mantener nuestra representación allí».
El líder colombiano se convirtió en uno de los primeros líderes mundiales en condenar los ataques del Ejército israelí en la Franja de Gaza, al calificarlos de genocidio perpetrado por Israel contra el pueblo palestino. En sus declaraciones, comparó a Israel con los nazis, afirmando: «Ahora, los neonazis buscan la destrucción del pueblo, la libertad y la cultura palestina».
Estas afirmaciones provocaron la indignación del Gobierno israelí y empeoraron las relaciones diplomáticas entre los dos países. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí, Lior Haiat, convocó a Manjarrez debido a lo que describió como «declaraciones hostiles y antisemitas» de Petro.
Posteriormente, Petro condenó la escalada de acciones armadas contra los palestinos y reafirmó su apoyo a Palestina, declarando: «Si es necesario suspender nuestras relaciones exteriores con Israel, lo haremos. No apoyamos los genocidios».
En un desarrollo relacionado, el presidente chileno, Gabriel Boric Font, anunció su intención de convocar al embajador de Chile en Israel, Jorge Carvajal, a la capital, Santiago. Boric explicó su decisión al señalar las «inaceptables violaciones del Derecho Internacional Humanitario cometidas por Israel en la Franja de Gaza».
En su declaración, Chile condenó enérgicamente las operaciones militares y expresó su gran preocupación por la falta de respeto a las normas fundamentales del Derecho Internacional, evidenciado por las más de ocho mil víctimas civiles, en su mayoría mujeres y niños.