La ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, renunció al Gobierno Petro. Su salida del cargo se da días después de que la Procuraduría y la Fiscalía abrieran investigaciones en su contra, a raíz de la salida del país de su hijo sin cumplir presuntamente los requisitos legales. Vélez publicó su carta de renuncia en su cuenta en Twitter: “Nadie dijo que el cambio sería fácil, pero aquí nadie se rinde. ¡Fuerza pueblo!”, publicó la revista Semana.
Todo obedece a una llamada que le habría hecho Vélez, el pasado mes de enero, cuando acompañó al presidente Petro a Davos, Suiza, a un funcionario de Migración para que dejaran salir a su hijo del país, al parecer, de forma irregular.
Vélez tuvo varias salidas en falso mientras estuvo en el Ministerio de Minas, por ejemplo, declaraciones como pedir el decrecimiento de la economía en los países más desarrollados.
“El decrecimiento nos ayuda a reconocer la desigualdad en el modelo económico que desconoce que los recursos son finitos. Hablar del decrecimiento es hablar de cómo los países del norte global se han hecho ricos a expensas del empobrecimiento y el daño ambiental en el sur global”, dijo Vélez hace varios meses a El País, de España.
Vélez no tuvo protagonismo en un evento internacional crucial para el jefe de Estado, el cual se desarrolló en Bélgica, situación que empezó a prender las alarmas sobre la permanencia de la funcionaria en el Gobierno. Según información de la Casa de Nariño, fue incluida dentro de la delegación que iba a acompañar al presidente Petro al viaje a Bruselas (Bélgica), pero no tuvo el peso que esperaba, ya que su paso por Bélgica fue fugaz.
La Fiscalía deberá investigar si la ministra Irene Vélez cometió un tráfico de influencias para lograr sacar a sus hijos del país sin cumplir los requisitos que se les exigen a todos los colombianos. El abogado Daniel Briceño hizo una denuncia ante ese organismo, por cuenta de las revelaciones que se han hecho en los últimos días, según las cuales ella habría llamado personalmente a funcionarios de Migración para evitar que le pidieran a su esposo el permiso notariado que deben hacer los padres cuando los niños viajan solo con uno de ellos.