Un destacamento de agentes de la Policía Federal de México se trasladó hasta una de las opulentas residencias ubicadas en el exclusivo enclave de Pok-ta-pok, en la paradisiaca Cancún, a las 7 de la mañana del domingo 14 de enero.
El personal uniformado rodeó la propiedad con el objetivo de ejecutar una orden de captura, una circular azul emitida por Interpol a solicitud de Colombia, dirigida a Nelson Enrique Bautista Reatiga, conocido como Poporro. Se le imputan cargos por concierto para delinquir, fabricación, tráfico y porte de armas de fuego o municiones, homicidio agravado, tentativa de homicidio agravado y tráfico, fabricación o porte de estupefacientes.
Al ingresar a la vivienda, los agentes fueron recibidos por un individuo que se identificó como Israel González Martínez, oriundo de Puebla, México, y con fecha de nacimiento el 17 de mayo de 1979, según su documento de identificación.
A pesar de la cortesía en su presentación, los policías le informaron que tenían conocimiento de su identidad falsa y que lo reconocían como Bautista Reatiga, un ciudadano colombiano que había llegado a México en 2022 huyendo de las autoridades.
Se procedió de inmediato a su detención bajo la figura de deportación asistida para agilizar el proceso. Esa misma noche, fue entregado a la Policía Nacional en el Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá.
En México, González Martínez se hacía pasar por un próspero comerciante que se movía entre Cancún y Tijuana. Establecía relaciones con destacadas personalidades mexicanas que tenían propiedades de recreo en la zona de Pok-ta-pok.
Organizaba eventos festivos frecuentes, amenizados con orquestas en vivo, mariachis y grupos que interpretaban los reconocidos corridos mexicanos. Durante estas celebraciones, la comida y los licores finos, especialmente el tequila, eran abundantes.
Según los investigadores, llevaba un estilo de vida lujoso y, aunque evitaba lugares concurridos, frecuentaba restaurantes de alto nivel.
Su vestimenta de marca, joyas de oro y sus desplazamientos en lujosas camionetas evidenciaban una vida opulenta, posibilitada por sus conexiones con los cárteles de ‘Jalisco Nueva Generación’, liderado por Nemesio Rubén Oseguera Cervantes, alias El Mencho, y el cartel de Tijuana, cuya líder es Enedina Arellano Félix.