El acoso sexual es uno de los tipos de acoso laboral con mayor incidencia en América Latina, por lo que las empresas deben prepararse y contar con el apoyo de firmas especializadas de investigación. Esto en un momento en que esta problemática puede tener desde un impacto reputacional hasta implicaciones legales.
El problema del acoso sexual ha cobrado mayor visibilidad en los últimos años; las empresas están recibiendo más denuncias relacionadas con estas conductas, por lo que se hace necesario llevar a cabo investigaciones imparciales y que garanticen que las personas que denuncian no sufrirán represalias.
Según una encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de México, realizada en 2021, el 53 por ciento de las denuncias de acoso laboral fueron de índole sexual. De acuerdo con un sondeo del Ministerio del Trabajo en Colombia del 2014, el 13 por ciento de las personas encuestadas dijo haber sufrido acoso sexual en el trabajo, pero el mismo sondeo señala que la mayoría de quienes reportaron ser víctimas de estas conductas, no se habían reconocido en principio como tales.
Los casos de abuso sexual se presentan desde una persona con posición de poder a un subordinado, una situación que deja a la víctima más desprotegida. Sin embargo, también se presentan casos en los que el acoso proviene de una persona con el mismo nivel jerárquico. En la mayoría de los casos, quienes denuncian haber sufrido acoso sexual en el trabajo son mujeres.
Un estudio de la fundación Friedrich-Ebert-Stiftung y Grow Género, en el que se analizaron 14 países de la región, muestra que fueron Costa Rica, Argentina y México donde las mujeres más reportaron haber sido víctimas de acoso sexual, todos por encima de 40 por ciento. La primera encuesta global sobre el tema, liderada por la OIT y publicada en 2022, señala además que, según los resultados por región, son las mujeres en las Américas quienes más reportan haber experimentado violencia sexual y acoso en el trabajo a nivel mundial.
A esto se agrega otro gran problema, y es el desconocimiento sobre las medidas que las empresas deben implementar para investigar este tipo de casos. Según la encuesta del INEGI, el 72 por ciento de las mujeres encuestadas no tenía idea de la existencia de los procedimientos para denunciar estos casos. Este desconocimiento genera, a su vez, desconfianza en las instituciones, por lo que muchas personas no se atreven a denunciar.
Si no se tiene un conocimiento sobre cómo llevar a cabo estas investigaciones, el proceso puede terminar en la revictimización de quien denuncia, sin haber resuelto el problema de fondo. En Kroll ofrecemos un servicio de acompañamiento al cliente, para que, a partir de una investigación exhaustiva, imparcial y justa, este pueda tomar las mejores decisiones. A su vez, al realizar una investigación liderada por expertos, el cliente le está mostrando a sus empleados que pueden confiar en la institución a la que pertenecen.
Una vez hemos sido contactados por el cliente, realizamos una evaluación sobre la denuncia y a partir de ahí creamos una estrategia de investigación, según las necesidades puntuales del cliente. Llevamos a cabo entrevistas siguiendo parámetros internacionales para este tipo de casos, y recabamos otro tipo de evidencia material. Con base en toda esta información, entregamos al cliente un informe final que contiene el análisis de toda la evidencia recogida, así como recomendaciones para afrontar el problema puntual y mejorar los protocolos, si el cliente así lo requiere.
Como dijimos antes, las implicaciones de estos casos pueden ser tanto reputacionales como legales, afectando también el clima general de la empresa, Por eso, en Kroll creemos que atender de manera efectiva el acoso sexual no es solo una obligación, sino también una oportunidad. El sector privado puede tomar la batuta para mostrar los resultados positivos implementar mejores prácticas para remediar el acoso sexual.
Una acción rápida, eficiente y liderada por expertos para afrontar el acoso sexual dentro de las organizaciones puede convertirse en un valor agregado de las empresas ante proveedores, trabajadores y clientes; así como frente a los usuarios y consumidores, cada vez más informados y con mayor voz para incidir en los cambios que busca la sociedad.