La planificación familiar es uno de los principales aspectos que se deben tener en cuenta antes de comenzar con la vida sexual y su importancia radica en que esta buena práctica permite evitar el embarazo adolescente o los no deseados.
De hecho, el tema tiene una mayor relevancia en Colombia, si se tiene en cuenta que, según cifras del Fondo de Población de la ONU, la mitad de los embarazos en el país no son planeados y el 40% de estos no son deseados.
A esta situación se suma otra dificultad y que es que aún existe un porcentaje importante de mujeres que no utilizan métodos anticonceptivos. Cifras de Profamilia, muestran que el 20% de aquellas entre 15 y 49 años no usan ningún método de planificación. Teniendo en cuenta el impacto de esta situación, Katherine González, directora nacional de Promoción y Mantenimiento de la Salud de Bienestar IPS, menciona que la planificación es “el derecho que tiene una persona de decidir cuándo quiere o no tener un hijo” y que, como derecho, debe ejercerse de una manera responsable.
Según la experta, los métodos anticonceptivos existentes son altamente efectivos, cuando de evitar embarazos no deseados se trata. Actualmente, en el mercado se encuentran estos productos en diferentes categorías como los Hormonales, que se encuentran en pastillas, inyecciones o implante subdérmicos; los intrauterinos, normalmente usado en mujeres con comorbilidades; y la Esterilización, ya sea masculina o femenina, y, por último, otros más tradicionales como el preservativo.
Sin embargo, este último es recomendado como un método de protección de enfermedades de transmisión sexual (ETS) más que como método de planificación.
A pesar de que existen distintas formas para lograr una planificación efectiva, tomar la decisión de empezar el procedimiento no es nada fácil. Por esta razón, Bienestar IPS, comparte los puntos principales para tener en cuenta y así manejar una sexualidad responsable:
1. Tener claro el deseo de usar un método de planificación: la persona debe tener muy claro su deseo por empezar el procedimiento y los resultados que espera obtener del mismo. Por esta razón, se deben tratar de solucionar la mayor cantidad de dudas posibles en la consulta con el médico general y expresar su intención al profesional de la salud para encontrar el método más conveniente.
2. Antecedentes de salud: los métodos de planificación actúan de una manera diferente en cada organismo, por lo cual es importante conocer el trasfondo del paciente, sus antecedentes y la condición actual de salud para indicar qué procedimiento puede ser el ideal en cada caso específico.
3. Proyecto de vida: al momento de iniciar con este proceso es importante que la paciente tenga claro en cuánto tiempo desea tener hijos debido a que opciones como el implante subdérmico duran entre 3 a 5 años o el intrauterino que puede durar hasta más de 10 años. Es posible que luego la persona se pueda arrepentir de una decisión inicial por estar mal informada.
4. Efectos secundarios: la Organización Mundial de la Salud cuenta con un documento llamado criterios de elegibilidad, en el que se menciona que dentro de la asesoría que el profesional médico realice a las pacientes, debe determinar cuál es el método que más les conviene para preservar su salud y su sexualidad.
“En la planificación no existe un método principal, ni existe uno mejor que otro, todo depende de las características de la paciente, su actividad sexual o el riesgo de embarazo al que puede estar expuesta. Lo principal es saber qué quiere la persona y conocer sus antecedentes porque no es lo mismo que una paciente hipertensa indique que desea ponerse un implante subdérmico a que lo haga una persona sin ninguna comorbilidad”, manifestó González.
Es importante aclarar que ningún método anticonceptivo es 100% efectivo, la mayoría de estos cuentan con un porcentaje de efectividad del 95%, sin embargo, este puede variar dependiendo del uso correcto que se les dé. En todos los casos, es necesario tener la guía de un especialista para encontrar el método de planificación indicado y que se ajuste al perfil de riesgo de cada mujer que está interesada en acceder a uno de ellos.