El tenista serbio Novak Djokovic, quien no cumplió con el requisito de estar vacunado contra el COVID-19, fue deportado este domingo de Australia y no jugará el Australian Open, torneo que había ganado el año anterior.
El deportista partió hacia la ciudad de Dubái, en un vuelo de la aerolínea Emirates.
Fue el Tribunal Federal quien rechazó la apelación del deportista, por lo que ratificó la decisión de cancelar su visa. Tras esta noticia, el deportista expidió un comunicado, en el que dejó claro no estar de acuerdo con el veredicto, pero respeta el dictamen.
La decisión fue tomada de manera unánime por los tres jueces, que han decidido seguir adelante con la deportación del balcánico. Una decisión que pone punto y final a un caso que se abrió el pasado 6 de enero, cuando las autoridades fronterizas del país oceánico decidieron cancelar la visa de Djokovic por fallos en la documentación presentada para poder viajar a Australia para disputar el primer Grand Slam de la temporada.
Djokovic llegó a la terminal del aeropuerto de Tullamarine de Melbourne con ropa oscura y mascarilla facial acompañado por su equipo técnico y se llevó un pequeño aplauso y vitoreo por parte de alguno de los viajeros, según un vídeo del Canal 10.
Con la deportación se cierra un caso que ha levantado ampollas entre los Gobiernos australiano y serbio, que considera que lo que sufre Djokovic es una auténtica persecución. El tenista esperaba detenido en un hotel para inmigrantes al que volvió el sábado después de que el ministro de Inmigración, Alex Hawke, le negara el visado de entrada por segunda vez, pero no decidiera expulsarlo inmediatamente.