La Alcaldía de Medellín, por intermedio de la Secretaría de la No-Violencia, implementó la estrategia Escuelas del Perdón y la Reconciliación -Espere-, para generar procesos de entendimiento y sana convivencia entre excombatientes, comparecientes ante la JEP y víctimas de la violencia. El proceso avanza y los resultados empiezan a darse.
“Yo cuando entré odiaba al profesor”. Así comienza su relato María Elid Correa Toro, habitante de la comuna 8, en el barrio Caicedo, una de las zonas de la ciudad que ha vivido situaciones violentas y que sumió en llanto, rabia, tristeza y dolor a decenas de familias.
El profesor en cuestión era un excombatiente que hacía parte del programa ESPERE: Escuelas del Perdón y la Reconciliación, de la Secretaría de la No-violencia de la Alcaldía de Medellín, mediante las cuales se busca fortalecer capacidades para la paz y para reconciliar a víctimas y excombatientes de Medellín. Con esta iniciativa se han formado unas 190 personas y tiene abierta una convocatoria para que nuevos grupos poblacionales sigan construyendo el camino hacia la sana convivencia.
“Como estaría yo de mal –continúa María en su relato– que no podía ver a los guerrilleros, los insultaba, los agredía… era horrible. En el primer mes yo decía que no perdonaba y les deseaba lo peor, pero a medida que fue avanzando este proceso y que seguimos yendo, nos fuimos armonizando entre el grupo y comencé a mirar esta situación de otra forma, a pensar diferente y entendí que odiar y aborrecer lo afecta es a uno y no al que hizo el daño, entonces eso fue increíble”.
Fue tan grande su transformación, relata María que “el día que estuvimos en el Museo Casa de la Memoria con los profesores, el profesor nuestro me dijo que el cambio que yo tenía era tan radical, que hasta en el físico se me notaba”.
Del odio a la tranquilidad
Sobre la experiencia dice que fue muy gratificante, que le dio una nueva perspectiva y que hay que llevar más gente a participar de ella. “Fueron personas excelentes, nos dejaron hablar, desahogar, tuvieron amor y cariño con todo el mundo y hoy en día me siento orgullosa de ese grupo, porque veo y entiendo que hay personas que de verdad se preocupan por nosotras que estábamos tan enfermas. Todavía hay compañeras que están muy mal y a esas personas hay que acogerlas y llevarlas allí para que ellas vean el cambio y que ese programa sí sirve. Nos ayudan de una manera enorme, lo que hace el grupo lo hace con amor y uno ve en realidad el cambio tan grande que puede tener”.
Al programa llegó por medio de alguien de la Personería de Medellín que le comentó y le habló de las bondades del mismo, del que salió sintiéndose distinta.
Por la continuidad
Por esta razón, María Elid confía en que la Administración Municipal siga con estrategias como estas, involucrando al mayor número de personas. “Uuyy por Dios, yo sería una de las primeras que estaría allá, porque la verdad es algo excelente, es hermoso, es increíble saber cómo saca uno desde adentro esa rabia y ese dolor que siente por ese daño que le causaron y ver que uno los puede ver de frente y sentir esa paz y esa tranquilidad. A la gente le digo que busquen ayuda, que vayan a la Alcaldía de Medellín a que comenten su caso para que les puedan ayudar”.
Su preocupación es que muchas personas son tímidas y les da pena hablar y por eso propone formar un grupo entre quienes ya han participado y entusiasmar a más personas “para que también salgan de ese hueco donde están metidas”, afirma.
El significado de perdonar
Al indagarle sobre el significado del perdón, con voz firme y segura nos dice: “el perdón significa mucho, tanto así que es mejor no odiar, es mejor perdonar y que uno pueda sentarse con ellos, escucharlos, saber por qué lo hicieron, por qué estaban allá; uno siente como un alivio en el corazón. Yo decía que no era capaz y ahora veo que sí”.
A sus 63 años y después de este aprendizaje, María se siente una persona distinta. “Nosotros no los queremos presos, los queremos libres, para que digan la verdad y para que de corazón pidan perdón”, concluye.