Tener acceso a la información es muy importante en esta época, pero se debe tener cuidado con los contenidos que se están consumiendo y creyendo. La desinformación sobre la vacunación podría ser una amenaza para la salud, tan grave como el mismo COVID .
Las redes sociales y la mensajería instantánea han facilitado que desde datos confiables hasta las más absurdas teorías conspirativas se propaguen rápidamente.
Para Liliana, una habitante de Bogotá, la información “está distorsionada” porque cada persona tiene opiniones injustas.
Por su parte, Javier Patiño, otro ciudadano de la capital, indica que la información sobre el coronavirus y la vacunación tiene que ser consultada en los portales del Ministerio de Salud.
Pero ni siquiera las vacunas, una de las estrategias de salud pública mas exitosas en la historia, han escapado de la desinformación.
“Algunas personas tienen desinformación porque escucharon mal, porque no pararon bolas, y entonces convencerlos es muy fácil. No olviden que hay campañas de desinformación que son lideradas por gente que tiene un objetivo único: producir confusión”, expresó el infectólogo pediatra Carlos Torres.
Además, de vacunarse contra el COVID, también debe ser “Inmune a la desinformación”, ese es el nombre de la campaña que busca combatir los mitos que desde hace años giran entorno a las vacunas.
De acuerdo con el infectólogo Torres, las vacunas han disminuido en un 95 a 99% el sufrimiento, dolor, costos y muerte que producen enfermedades.
A esta campaña se suman distintas organizaciones como Afidro y Acemi, entre otras, que buscan por medio de videoconferencias con expertos despejar todas esas dudas en cuanto a investigación, desarrollo y producción de vacunas.
La invitación es a reflexionar y saber qué hacer a la hora de recibir y difundir información.
“Una de las principales formas es evitando compartir esas informaciones cuando no provengan de una fuente conocida, confiable y oficial. Cuando estemos recibiendo esos contenidos, no los pasemos a otros”, agregó Carlos Torres.
Hay muchas fuentes de información verídica: desde la academia, la hospitales, autoridades nacionales y hasta organizaciones internacionales.
Recuerde que en su manos también está cortar la cadena de desinformación.