El agente de policía Garret Rolfe, quien disparó y dio muerte al joven afroamericano Rayshard Brooks, durante una jornada de protestas en Atlanta, Georgia (Estados Unidos) fue despedido de la institución. Rolfe, de 27 años, tenía la misma edad que su víctima y trabajaba en el Departamento de Policía de Atlanta desde hace siete años.
La muerte de Brooks ocurrió luego de que los agentes acudieron a un llamado que decía que la víctima estaba durmiendo dentro de su vehículo en el estacionamiento de un lugar de comidas rápidas e impedía la llegada de otros clientes.
Rolfe y su compañero Devin Bronsan, quien se encuentra de baja administrativa, hablaron con Brooks durante varios minutos y este pidió que lo dejaran marchar caminando y dejar el vehículo estacionado. Los agentes le hicieron una prueba de alcoholemia, pero cuando pretendían esposarlo comenzó un forcejeo y los tres cayeron al suelo.
Brooks intentó huir llevándose una pistola de descarga eléctrica que les arrebató a los policías y fue cuando se produjeron los disparos de Rolfe que terminaron con su vida. Atlanta vivió una noche de protestas por la violencia policial contra los afroamericanos, que terminaron en el incendio del restaurante donde estaba parqueado Brooks y la detención de 36 personas.
La jefa de la policía de Atlanta, Erika Shields, quien trabajó en esa institución por más de 20 años, presentó su renuncia al cargo con la esperanza de que “Atlanta sea un modelo de cómo debería ser una reforma significativa en todo el país”.
En Estados Unidos se debate una reforma policial debido a las protestas, que han alcanzado repercusión mundial, por el asesinato del afroamericano George Floyd, a manos de un grupo de policías en Minneapolis el pasado 25 de mayo.