La deforestación estaría aumentando, según cifras del Ideam

Si bien el año pasado Colombia logró unas cifras de disminución de la deforestación que generaron orgullo y alivio entre quienes hacen un llamado para frenar la pérdida de bosque, todo parece indicar que este año la situación no será la misma.

De acuerdo con el boletín de detección temprana de la deforestación del Ideam, durante el primer trimestre del 2024, en los departamentos de la Amazonia colombiana (Putumayo, Caquetá, Meta, Guaviare, Amazonas, Vaupés y Guainía) se estimó una deforestación de alrededor de 40.219 hectáreas mientras que para el segundo trimestre de este año se estimó en 1.419 hectáreas; es decir, se identificó un aumento ostensible de la deforestación respecto al mismo semestre del 2023 (cuando se estimaron 12.869 hectáreas).

En dichas cifras hay dos puntos claves: lo primero es que casi el 60 por ciento de la deforestación que registra Colombia en un año ocurre durante el primer trimestre del año, que es el decisivo para definir qué tan grave será la el fenómeno al final, pues al ser temporada seca es cuando más se registran talas y quemas; mientras que en el segundo y tercer trimestres se suele registrar solo un 20 por ciento de la pérdida por ser épocas de más lluvias y finalmente el restante 20 por ciento puede estar en el último trimestre. Por eso, que las cifras de enero, febrero y marzo estén tan elevadas ya plantea que el año inició mal.

Sin embargo, dicha alerta de detección temprana sigue siendo un estimado, a partir de un modelo que monitorea los puntos de calor en distintas regiones del país, y puede que en algunos casos, al final, no se traduzca en bosque perdido. De todas maneras no deja de ser un llamado alarmante sobre la situación de pérdida de bosque en la región amazónica. Específicamente, en el primer trimestre de este año se destacan aumentos de deforestación en Meta (+12.598 hectáreas), Caquetá (+11.583 hectáreas) y Guaviare (+4.098 hectáreas). Asimismo, la mayor reducción se presentó en el Putumayo (-1.976 hectáreas).

Se reportaron 10.264 parches deforestados mayores a una hectárea en la Amazonia, de los cuales el 75 por ciento corresponde a parches con áreas menores a 5 hectáreas y el 16 por ciento a parches con áreas entre 5 y 10 hectáreas. Además, se identificaron 262 parches con áreas mayores a 20 hectáreas, concentrados, principalmente, en el Meta (48 %), con 73 parches; Caquetá (46 %), con 68 parches, y Guaviare (35 %), con 51.

Ante ello, son varias las voces que han hecho un llamado de alarma sobre la grave situación y la urgencia de atenderla. Uno de ellos es el del alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, quien durante la COP16 alertó y denunció este hecho y los impactos que tiene para la capital como una de sus primeras acciones en la Cumbre.

Sin embargo, consultados por EL TIEMPO, el Ideam calificó de “imprecisa” la información de Galán, pues el alcalde ha señalado que “la deforestación en la Amazonia aumentó en un 230 %”, cuando, técnicamente hablando, lo que incrementó fueron las alertas de deforestación estimada.

“El Ideam aclara que estas cifras son solo indicativas, o de alerta temprana, para identificar una tendencia del comportamiento de la deforestación ya que las cifras oficiales de deforestación del año 2024 se divulgarán al cierre del primer semestre de 2025. Asimismo, es importante mencionar que el comportamiento de las alertas tempranas de deforestación se ven afectadas por los fenómenos de La Niña y de El Niño”, puntualizaron.

Cada hectárea de bosque perdido en la Amazonia no solo se traduce en la desaparición de riqueza natural, sino también en impactos en la vida diaria. Eso, porque es un regulador global del clima y las lluvias, y su degradación es, en parte, la que está generando escenarios climatológicos de sequía extrema en los ríos de la cuenca o la falta de precipitaciones en ciudades de los Andes.

Al respecto, Carlos Nobre, uno de los mayores expertos globales en el ecosistema amazónico, aseguró que aunque aún tenemos una ventana para actuar, dicha ventana se está cerrando. “Estamos cerca del punto de no retorno en que 50 a 70 por ciento de la Amazonia va a convertirse en una sabana”, destacó.