Más determinado que nunca, Joe Biden pidió a los congresistas demócratas que respalden su campaña de reelección o lo desafíen en la convención del partido en agosto, desoyendo así los llamados a que tire la toalla.
«Estoy firmemente determinado a seguir en la carrera», escribió desafiante en una carta a congresistas demócratas. «El tema de cómo seguir adelante» ya se ha abordado «y es hora de que termine» la polémica, afirma tajante.
Su portavoz trató de contener la ola de especulaciones provocada por un artículo del New York Times que asegura que un experto en Parkinson ha visitado la Casa Blanca ocho veces en ocho meses, entre el verano de 2023 y la pasada primavera boreal.
«¿Ha sido tratado el presidente por Parkinson? No. ¿Está siendo tratado por Parkinson? No, no lo está. ¿Está tomando medicación para el Parkinson? No», dijo la portavoz Karine Jean-Pierre en rueda de prensa. La portavoz no ha precisado el objeto de la visita del experto escudándose en una obligación de «confidencialidad».
Recordó que Joe Biden fue examinado tres veces por un neurólogo como parte de sus consultas anuales, y que en este contexto se le han realizado pruebas para detectar diversas enfermedades neurodegenerativas, con resultados negativos.
Los últimos se hicieron públicos en febrero. Biden, de 81 años, reconoce a los congresistas que es consciente de las «preocupaciones», sobre todo desde su desastroso desempeño en un debate televisado contra su predecesor y rival para las elecciones de noviembre, Donald Trump.
A lo largo de 90 minutos se mostró muy confundido, se trabó al hablar y hasta divagó. El presidente lo achacó al desfase horario y a un resfriado, pero en los últimos días varios congresistas demócratas le han pedido públicamente que tire la toalla. Adam Smith, demócrata de mayor rango en el comité de servicios armados de la Cámara de Representantes, sostuvo que Biden debería dar un paso al costado.
«Creo que se ha vuelto claro que él no es la mejor persona para llevar el mensaje demócrata», dijo Smith a CNN. Otros lo apoyan, como Steven Horsford, presidente del influyente grupo de los congresistas afroestadounidenses en la Cámara de Representantes, y algunos senadores.
En el programa de televisión «Morning Joe» de MSNBC el demócrata dijo que está «seguro» de que «el votante promedio de ahí afuera todavía quiere a Joe Biden» para un segundo mandato. El demócrata reconoció estar «muy frustrado con las élites… del partido».
«Cualquiera de estos tipos que creen que no debo postularme, que se postulen contra mí (…) que me desafíen en la convención» de agosto próximo, agregó. Biden se halla bajo la lupa esta semana como anfitrión de una cumbre de la OTAN en Washington, entre temores de que el aislacionista Trump, de 78 años, gane las elecciones presidenciales. Será una oportunidad para que los líderes de los países aliados calibren el estado de Biden, quien asistirá a varias reuniones y dará su primera rueda de prensa desde el debate.
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, asegura no haber «detectado» ningún signo de preocupación al respecto entre los miembros de la OTAN.
Muchos países europeos temen el regreso de Trump porque ha criticado reiteradamente la OTAN, ha expresado su admiración por el presidente ruso, Vladimir Putin, e insistido en que él podría lograr poner fin rápidamente a la guerra en Ucrania.
Cuando faltan solo cuatro meses para las elecciones y poco más de uno para la convención del partido, el tiempo apremia. Hay poco margen para reemplazar a Biden como candidato, y el presidente y su equipo parecen decididos a resistir el asedio.
Nada indica de todos modos que el presidente acepte renunciar y, aunque lo hiciera, el Partido Demócrata correría el riesgo de desavenencias internas y de una caótica convención de nominación en Chicago en agosto. Si se designara a un nuevo candidato, éste tendría poco más de dos meses para hacer campaña antes de las elecciones del 5 de noviembre.