Uno de los desafíos más grandes para las víctimas del conflicto armado, en especial para las mujeres, es el sustento económico, propio y el de sus familias.
Por eso, desde la Secretaría de la No-Violencia se vienen adelantando diferentes acciones para que la población víctima pueda acceder a estrategias de autonomía económica y adquiera habilidades que les permitan generar ingresos.
Esta vez, 25 mujeres víctimas, integrantes de la organización Madres de la Candelaria Caminos de Esperanza, se capacitaron con cursos de panadería y manipulación de alimentos apoyadas por la Alcaldía Distrital en articulación con el Sistema Nacional de Aprendizaje (Sena).
El subsecretario de Justicia Restaurativa, Iván Palomino, destacó la estrategia como una articulación efectiva a favor de las poblaciones que más lo necesitan, “Esta es una noticia que nos llena de alegría, porque responde a una articulación previa con el Sena, una institución fundamental para que los procesos de autonomía económica de las víctimas también despeguen. No solo se trata de emprendimientos, también se trata de que adquieran habilidades que, seguramente, les abrirán puertas a sus emprendimientos y al mercado laboral”, reafirmó el subsecretario.
La tasa de desempleo de las mujeres víctimas es una de las más altas debido a las dificultades de acceso a la educación, a menores oportunidades de independencia económica, y a su procedencia, casi siempre rural, por eso, Rocío Gil, una de las beneficiarias manifestó que estar en este espacio les brindará la posibilidad de generar nuevos ingreso, “estoy feliz, porque nunca había aprendido a armar un pandequeso, nunca había armado un pan en mi vida y ya sé muchas cosas para darles a mis nietos, además porque aprendí mucho sobre manipulación de alimentos y panadería”, rescató Roció entre sonrisas.
De igual manera, el Distrito lidera iniciativas para identificar unidades productivas o ideas de negocio de las víctimas del conflicto armado con enfoques diferenciales (género, étnico, discapacidad y personas mayores), así como para jóvenes y personas en edad productiva para incluir a todo el universo de víctimas.
Para Teresita Gaviria, una de las líderes de la organización, aprender a montar un emprendimiento o negocio propio es una gran oportunidad: “Nosotros comenzamos aquí en las Escuelas del Perdón y la Reconciliación. Fue muy práctico, porque olvidamos los odios y los rencores, pero queríamos ir mucho más allá; comenzamos a trabajar en la panadería. A nosotros, lo que nos interesa es formar al ser humano y después miramos cómo nos manejamos nosotras. Aquí hemos aprendido habilidades para montar nuestro propio negocio”, mencionó la líder fundadora.
Esta vez, el acompañamiento se realizó dentro del plan de fortalecimiento a la organización y buscaba resaltar la capacidad para vincular la institucionalidad con otras dependencias del Distrito y las entidades del Sistema de Atención y Reparación a Víctimas (SNARIV), tales como la Unidad para las Víctimas, el Sena, la Superintendencia Nacional de Salud, el INDER, entre otros.
Estos espacios de formación buscan que las víctimas del conflicto armado trabajen por su propia autonomía económica con nuevas oportunidades de emprendimiento que además apunten a resignificar sus derechos y contribuyan a la reconciliación y a las garantías de no repetición.