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Yolanda Reyes estuvo como invitada en el Primer Festival del Libro Infantil de Medellín, que finaliza hoy – Latitud 435 Noticias

Yolanda Reyes estuvo como invitada en el Primer Festival del Libro Infantil de Medellín, que finaliza hoy

Yolanda Reyes Villamizar, estuvo entre los integrantes de la mesa principal de la inauguración del primer Festival del Libro Infantil de Medellín. Ella es una reconocida escritora colombiana que, como parte de su obra, cuenta con literatura infantil y juvenil, como El terror de Sexto “B”, Ernestina la gallina, Cucú y Los años terribles.

Nació en Bucaramanga en 1959. Es licenciada en Ciencias de la Educación y tiene un posgrado en Lengua y Literatura Española. Además de escritora, es columnista del diario El Tiempo de Bogotá.

Uno de sus grandes temas de estudio es la promoción de la lectura desde la primera infancia. Ha dirigido la colección de literatura infantil Nidos para la lectura de la editorial Alfaguara y fue una de las fundadoras de Espantapájaros, proyecto que dirige desde 1990. Espantapájaros ofrece librería, jardín infantil y talleres alrededor del arte y la literatura desde la primera infancia.

Yolanda ganó el Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil por el conjunto de su obra y el Premio Noveles Talentos de Fundalectura por El terror de Sexto “B”. Conversamos con ella en Parques del Río, la casa del primer Festival del Libro Infantil de Medellín.

¿Qué significa que Medellín haga su primer Festival del Libro Infantil?

“Significa muchas cosas. Un sueño cumplido, mucha gente, un tejido de muchos sueños en realidad, muchos textos debajo del texto y, además, que se junten todas estas palabras, niños, niñas, río, parques, árboles, Medellín. Todo lo que está en peligro en este momento, es como una gran arca en la que se reúnen muchas palabras en peligro y muchas posibles experiencias. Hay que pensar en lo que va a pasar en estos cuatro días, en toda la gente que quizás se va a encontrar con un libro que lo va a hacer lector o que le va a decir cosas que no sabía que sabía. Entonces, todo eso significa, como la gente que sigue creciendo, el mundo de lo sensible y de lo sensorial y de los libros físicos y de toda la cadena del libro que sigue siendo muy importante”.

¿Cómo considera que es bueno fomentar el amor por la lectura en los niños y su comprensión lectora?

“Son dos cosas que parecen separadas y no. Espacios como estos, en los que la lectura sale de los entornos en los que muchos niños la ven por primera vez, en el entorno, entre comillas académico o escolar, con la presión alfabetizadora. Todos estos entornos festivos, en los que los niños y las niñas tienen la oportunidad de ver que los libros hacen parte de la vida, hacen parte de las voces que los arrullaron y que los traen un fin de semana y que consideran que esto puede ser un buen plan de fin de semana, son muy importantes. Y creo que la comprensión de lectura se ejercita como cuando aprendes a nadar, que se ejercita si hay un mar o un sitio dónde nadar, un lago, una piscina. En la medida en que haya libros al alcance de los niños y las niñas y libros que los inviten a leer, que les digan cosas de muy adentro de su vida, eso va a ayudar a que ellos quieran leer. Y seguramente cuando uno quiere algo, también va avanzando. En este momento hay dificultades muy grandes de comprensión de lectura en Colombia, y de lectura las últimas cifras son muy preocupantes. Entonces, creo que hay que sacar el libro, ponerlo al alcance de los niños en muchas circunstancias y desde muy pronto, desde la primera infancia”.

¿Qué atributos le encuentra a Medellín en relación con la literatura infantil?

“Aquí muchos nacimos cuando empezábamos a escribir, es un sitio en donde los autores hemos sido siempre muy bien recibidos, es un lugar en donde antes de las grandes bibliotecas hubo pequeñas bibliotecas en muchas comunas, aquí hubo mucha inspiración. Es un lugar hospitalario con los libros y los autores y hay un tejido de gente que ha trabajado durante mucho tiempo por los libros y la lectura”.

¿Usted por qué decidió enfocarse en literatura infantil y juvenil?

“No, no decidí y no me enfoco de hecho, yo escribo cada 15 días una columna de opinión en El Tiempo, escribo ensayos, he escrito novelas. Digamos que sí empecé escribiendo libros para niños y me muevo mucho en un espectro muy grande. Digamos que podría contestarte porque me interesa la infancia todavía y me interesó la propia infancia. Creo que los que escribimos para niños, de alguna manera seguimos contándonos cosas que necesitamos que nos hubieran contado”.

¿Cómo se enamoró de la literatura?

“En mi casa había biblioteca, mis padres eran muy lectores, mi abuela me contaba historias. Los libros estuvieron cerca siempre y eso es lo que me interesa que tengan todos los niños y las niñas, porque cuando eso sucede, ahí está todo. Es un entorno natural cuando los libros hacen parte de la vida”.

“Gracias a los niños y a las niñas de Medellín; gracias por haberme leído; gracias porque aquí fue la primera vez que yo hablé de El terror de Sexto ‘B’ cuando era un manuscrito, y unos niños que ya deben tener, no sé, más de 30 años, me enseñaron el verbo pasteliar cuando yo leí El día en que no hubo clase, y hablamos de Frida y hablamos de los besos. Y fue el primer lugar en el que yo sentí que un libro funcionaba y que podía llegar a otros lectores, y sigo pensando eso cuando vengo a Medellín: que vale la pena seguir escribiendo”.

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