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El oscuro panorama para la investigación y la educación durante el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos – Latitud 435 Noticias

El oscuro panorama para la investigación y la educación durante el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos

Universidades amenazadas con recortes de fondos federales, programas de investigación al borde del cierre, profesores y personal docente con posibilidad de ser detenidos y deportados por sus opiniones políticas: la educación superior estadounidense está sometida a una fuerte presión por el gobierno de Donald Trump.
Ante la posibilidad de perder 400 millones de dólares en subvenciones federales, la Universidad de Columbia de Nueva York accedió a cambios exigidos por Trump, que había acusado a la institución de la Ivy League de tolerar el antisemitismo por permitir manifestaciones propalestinas en su campus.
Otra prestigiosa institución, la universidad Johns Hopkins, en Baltimore, ha visto evaporarse 800 millones de dólares en fondos federales lo que la llevó a anunciar más de 2.000 despidos.
Miles de investigadores que contribuyen a algunos de los mayores avances médicos y científicos del mundo intentan reducir daños, o se preparan para su despido. La coerción de la administración Trump «forma parte de una estrategia autoritaria clara destinada a aplastar la libertad académica y la investigación crítica en la educación superior estadounidense», declaró Todd Wolfson, presidente de la Asociación Estadounidense de Profesores Universitarios (AAUP, por su sigla en inglés).
Las «exigencias sin precedentes de Trump y las amenazas de acciones similares contra 60 universidades han generado inestabilidad y un profundo efecto paralizante en los campus universitarios de todo el país», advirtió la AAUP esta semana.


El regreso del republicano al poder ha traído consigo decisiones impactantes, como la prohibición repentina de la enseñanza de ciertas asignaturas, el congelamiento de miles de millones de dólares en fondos de investigación e incluso el despido de docentes por sus opiniones políticas.
«Hay un miedo y una incertidumbre latentes», declaró una investigadora en astronomía de Boulder, Colorado, bajo condición de anonimato. «Cualquier cosa podría pasar en cualquier momento».
Cuando a un científico francés se le prohibió hace unos días la entrada a Estados Unidos debido a su opinión sobre las políticas de investigación de la administración Trump (obtenida tras una revisión de su teléfono, según informó su gobierno), la preocupación aumentó aún más. Washington niega que esa fuera la razón de que el docente europeo no pudiera ingresar al país.
El clima de temor continuó en aumento tras la reciente detención para posterior deportación (suspendida luego por un juez) de un investigador postdoctoral indio de la Universidad de Georgetown por sus presuntos vínculos con el grupo palestino Hamás.
La universidad, con sede en Washington, afirmó que respalda el derecho al debate abierto en el campus, «incluso si las ideas subyacentes pueden ser difíciles, controvertidas u objetables».
Los investigadores advierten que el propio vocabulario que utilizan en su trabajo, desde «diversidad» hasta «vacunas» y «clima», pone en riesgo financiaciones de parte del gobierno. Si la ciencia es regulada «por personas ajenas a la ciencia, deja de ser ciencia y se vuelve política», declaró un científico con 30 años de experiencia en investigación biomédica.
La fortaleza del sistema de educación superior estadounidense reside en su capacidad de «crear y transferir conocimiento y participar en la investigación» y de innovar en pos del bien público, afirmó Lynn Pasquerella, presidenta de la Asociación Estadounidense de Colegios y Universidades (AACU, por su sigla en inglés).
Pero lograr esos objetivos «presupone el libre intercambio de ideas» y la autonomía de las instituciones educativas.
Numerosos investigadores «eligen un perfil bajo», lo que subraya la atmósfera de miedo reinante, dijo la investigadora de Colorado. «Incluso si eres como yo, ciudadana estadounidense (…) te preguntas si aún tienes libertad de expresión y si sufrirías consecuencias por protestar contra la política de Trump».
Para un estudiante de genética que no quiso ser identificado, el silencio de su institución escolar ubicada en el este de Estados Unidos sobre estos temas es muy preocupante. «No se ha hablado de ello ni se ha mostrado transparencia, a pesar de que todo en la universidad parece estar en llamas», dijo.
Numerosos investigadores se niegan a su vez a admitir que algo así esté pasando en una nación que desde hace tiempo se considera académicamente estable y acogedora. Algunos se interrogan sobre su futuro profesional en Estados Unidos.
La investigadora en astronomía recordó haber leído publicaciones en redes sociales de colegas que escribían cosas como: «Necesito información sobre cómo obtener un visado para España». Y ella misma no ha descartado explorar oportunidades laborales en el extranjero.

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