Más de 1.000 científicos del mundo, entre ellos varios premios Nobel, suscribieron una carta abierta en la que piden un alto el fuego en Israel, Palestina y Líbano y hacen un llamamiento a la comunidad internacional para que exija al Gobierno de Israel que respete el derecho internacional humanitario.
Los investigadores, en su mayoría psicólogos y neurocientíficos, han incidido en la carta en que Israel debe poner fin a la ocupación de Gaza y Cisjordania, en que Israel y Hamás deben liberar a todos los rehenes y civiles «indebidamente encarcelados», y han condenado la espiral «de odio, muerte y destrucción» que se ha desencadenado en la región.
La iniciativa de la carta surgió de investigadores de las universidades de La Sorbona (Francia) y Princeton (Estados Unidos) y a la misma se han sumado psicólogos y neurocientíficos de todo el mundo, entre ellos los noruegos May-Britt Moser y Edvard Moser (que compartieron el Nobel de Medicina en 2014) o el japonés Susumu Tonegawa (Nobel de Medicina en 1987), y varios investigadores españoles.
Entre los investigadores que han firmado la carta figura el español Pablo Lanillos, perteneciente al grupo de Neuro Inteligencia Artificial y Robótica del Instituto Cajal (del Consejo Superior de Investigaciones Científicas), quien subrayó la trascendencia de este llamamiento desde el ámbito de la neurociencia y de que sean cientos de investigadores que estudian el funcionamiento del cerebro y la cognición y las percepciones que los seres humanos pueden tener ante este tipo de conflictos.
En el documento condenan los crímenes perpetrados por Hamás y sus aliados contra civiles israelíes el 7 de octubre de 2023, cuando mataron a más de 1.000 personas y tomaron más de 200 rehenes, los «innumerables» crímenes de guerra que está cometiendo Israel y que han provocado la muerte -señala la carta- de más de 40.000 palestinos, más de 3.000 libaneses y que han dejado sin hogar a más de un millón de palestinos, y los ataques de Hezbolá contra civiles israelíes.
Las partes implicadas, constata la carta, están atrapadas en un ciclo de violencia, venganza y destrucción que sólo conduce a más resentimiento y violencia hacia los civiles y que amenaza el potencial de estos pueblos para coexistir a largo plazo.
Esta situación ha provocado daños irreparables al pueblo palestino, como ha señalado el Tribunal Internacional de Justicia desde enero de 2024, además de una «peligrosa trayectoria» adoptada por el actual gobierno israelí que afecta a las posibilidades de su propio pueblo para vivir con seguridad en esta región del mundo.
Los investigadores han corroborado en la carta que la psicología humana tiende a exagerar la percepción de las diferencias entre grupos sociales cuando los grupos están en conflicto, que también existe una predisposición a la empatía, la cooperación «y a tener la mente abierta hacia los demás» y que los estudios han demostrado que la gran mayoría de los humanos puede expresar esa empatía hacia personas de otros grupos o culturas.
Pero «desafortunadamente» hay personas para quienes las diferencias son tan fuertes que llegan a deshumanizar al otro y una minoría de extremistas puede llevar este sentimiento tan lejos «que esté dispuesta a exterminar a los demás, pensando que ello puede ir en el interés de su propio grupo», han señalado.
Y «desgraciadamente» -agregan- el silencio de los moderados puede dar la impresión de que los extremistas son más numerosos de lo que son, lo que allana el camino para su fortalecimiento político y facilita la polarización de los grupos, la falta de comunicación entre ellos y la manipulación de la opinión pública.
«Sin presión internacional, los extremistas en el poder se sienten más fuertes y llevan a cabo sus intenciones letales, lo que genera una espiral de odio, violencia y resentimiento. Se trata de un proceso que se perpetúa y nos aleja de la justicia y la paz», advierte la carta de los investigadores.
Han hecho por ello una llamada a la presión internacional sobre Israel para que ponga fin a la guerra, lo que incluye detener el suministro de armas ofensivas a Israel y reevaluar las asociaciones y colaboraciones económicas con instituciones de los territorios ocupados.
«No estamos en contra del pueblo israelí; estamos a favor de todos los pueblos, israelí, palestino y libanés», han concluido.