Colombia es «optimista» con los resultados de las negociaciones de la COP16, aunque es consciente de que se llega a Cali con «una agenda bastante pesada, grande, y con mucha necesidad de decidir», aseguró Jenny Bowie, negociadora principal de la delegación anfitriona.
«Somos optimistas, y el optimismo parte de una base de realismo, si se puede decir así. Creo que es muy posible, que no solamente posible sino es necesario, tomar decisiones y estamos muy confiados en que se va a lograr», agregó Bowie, quien adelantó que esperan poder tener los primeros avances este viernes.
Durante las dos semanas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16) las delegaciones de cada país se reúnen en maratonianas sesiones de negociación buscando llegar a acuerdos y tomar decisiones para preservar la naturaleza.
«Las negociaciones realmente son muy difíciles de entender en su estructura, pero así funcionan aquí: se habla en una plenaria (…) después se abren los grupos de trabajo, y cada grupo tiene unos temas asignados», a partir de los cuales se crean grupos más pequeños que trabajan los textos finales.
Esto «ocurre todos los días y muchas veces en paralelo; sí demanda una capacidad bastante importante de los negociadores para atender efectivamente cada uno de sus procesos», y el trabajo consiste en mirar «palabra por palabra, oración por oración» para tomar decisiones.
«Al final del día vamos a terminar la COP con un paquete de decisiones que cada uno se lleva de vuelta a su país y mira cómo lo implementa a nivel nacional», detalló Bowie.
En esta ocasión, la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD) propuso trabajar en cuatro grupos de contacto que funcionan en paralelo. «Yo considero que lo que ha hecho la Secretaría es intentar avanzar en la agenda; llegamos a Cali con una agenda bastante pesada, grande, y con mucha necesidad de decidir», afirma Bowie.
La negociadora agrega que los grupos paralelos afectan a «ciertas delegaciones que son pequeñas en número y no pueden participar en todas las deliberaciones», lo que considera una «dicotomía usual».
Sin embargo, esto permite avanzar rápido, ya que «tener un solo grupo de trabajo por día no es posible cuando se tiene una agenda tan cargada».
En temas de poder en la negociación, «hay países megadiversos, como Colombia, que tienen un gran aporte de la biodiversidad (…) pero eso no necesariamente va de la mano con cuestiones geopolíticas», agregó.
No obstante, en esta oportunidad, por ser el anfitrión, Colombia tiene una visibilidad que le permite «enviar unos mensajes, no solamente a nivel global, sino también a nivel nacional, y poner la biodiversidad en la agenda y en el marco les negociaciones», que se convierten en la ocasión perfecta para posicionarse en la discusión ambiental mundial.
El equipo negociador colombiano en la COP16 está conformado por 70 personas, una cifra extraordinaria por celebrarse en el país, ya que en anteriores ocasiones han tenido apenas 10 delegados. Bowie es la primera mujer y afrodescendiente que ocupa el cargo de negociadora principal de Colombia.
Colombia estableció cinco prioridades, comenzando por la financiación, «de dónde vamos a sacar los recursos para implementar la Convención y el Marco Global para la Biodiversidad».
«Creo que es una discusión en la que todos los países coincidimos, ya se ha identificado que los recursos son insuficientes, entonces la pregunta es cuáles van a ser esas nuevas fuentes de financiamiento que vamos a explorar», además de «mirar qué tan bien está funcionando el mecanismo financiero actual».
El segundo punto de la agenda es biodiversidad y cambio climático en el sentido de continuar «fortaleciendo una acción coordinada entre ambos procesos». Las secuencias genéticas es el tercer asunto prioritario para el anfritrión.
«Cómo hacer para lograr una distribución equitativa de los beneficios que tienen los usuarios por el uso de la información digital de las secuencias de los recursos genéticos (…) lo que se busca es lograr que algunos usuarios (…) empiecen a contribuir financieramente y que esos recursos también vayan dirigidos acciones para la conservación», sintetizó Bowie.
Respecto al cuarto y al quinto, están relacionados: uno son las metas y planes nacionales, y cómo harán los países para que los objetivos adoptados globalmente «sean más efectivos», lo que va unido con el marco de monitoreo para ver «cómo va la implementación global en materia de biodiversidad».