Urabá es el origen de patrones macrocriminales en todo el país: magistrada Nadiezhda Henríquez

La Jurisdicción Especial para la Paz ha encontrado que en el Urabá antioqueño y chocoano comenzaron a diseñarse e implementarse muchos de los modelos criminales que luego fueron llevados a otros territorios de Colombia, como las masacres, la desaparición forzada, los antiguamente denominados ‘falsos positivos’ y los asesinatos selectivos, entre otras formas de violencia.

Así lo explicó la magistrada Nadiezhda Henríquez, de la Sala de Reconocimiento de Verdad, de Responsabilidad y de Determinación de los Hechos y Conductas de la JEP, durante la emisión de este lunes 30 de octubre del programa ¡Por fin lo sabemos!, que se emite por la Radio Nacional de Colombia y que estuvo dedicado al Caso 04 que estudia la situación territorial de Urabá.

La magistrada contó en el espacio radial cómo fueron los primeros indicios que llevaron a la JEP a esta conclusión: “En la sala habíamos previsto la posibilidad de que los casos territoriales sean ilustrativos, ejemplificantes de políticas de microcriminalidad que hayan impactado a nivel nacional. Habíamos considerado la posibilidad, solamente teórica, de que alguno de nuestros comparecientes hubiera podido funcionar como maestro en otro territorio del país para enseñar las prácticas y, de esta forma, llevar los crímenes de un territorio a otro».

Según la magistrada, la confirmación de esa hipótesis se dio con el aporte a la verdad de un compareciente en Huila y, a partir de ahí, se extendieron las investigaciones para esclarecer los patrones y ampliar la perspectiva nacional de los crímenes.

Henríquez resaltó el papel de las víctimas en la investigación sobre la situación territorial de Urabá y la importancia de desplazarse a los territorios para conocer de primera mano la realidad del conflicto: “Es tan gratificante escuchar la palabra directamente de las madres, de las mujeres, de los representantes de los consejos indígenas, y de los niños; encontrarnos con ellos, ver cómo viven y, por supuesto, sus expectativas de transformación de su realidad a partir de la justicia.  Sin eso no tendríamos una percepción del daño, de lo que realmente pasó en la guerra».