El Día Internacional de la Mujer es una fecha que se conmemora en muchos países del mundo, cuando las mujeres de todos los continentes, a menudo separadas por fronteras nacionales y diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas, se unen para conmemorar este día, una tradición de más de un siglo a favor de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo sostenible.
Este 2022, ONU Mujeres conmemora el 8M en un contexto de pandemia mundial en curso, pero también en un mundo que trata desesperadamente de salir del impacto de esta y centrarse de nuevo en otros problemas mundiales urgentes y críticos, como el cambio climático.
Este enfoque reforzado por la COP26, busca reconocer y relevar el liderazgo y la contribución de mujeres y niñas de todo el mundo por la adaptación, mitigación y respuesta al cambio climático, exaltando el papel crucial que juegan al aportar ideas, resiliencia y liderazgo por una acción climática efectiva.
Quienes están sufriendo las consecuencias del cambio climático hoy en día son las mujeres, niñas y personas marginadas. De acuerdo con cifras de la FAO de 2018, 8,4% de las mujeres de América Latina y el Caribe experimentan inseguridad alimentaria severa, en comparación con el 6,9% de los hombres. Sumado a esto, tradicionalmente, las mujeres han asumido la responsabilidad de asegurar la alimentación en sus familias y comunidades. Además, las mujeres tienen catorce veces más probabilidades de morir durante un desastre natural que los hombres.
Es por esto que deben forman parte de los debates sobre mitigación, adaptación y gestión del riesgo e integrar la toma de decisiones. Sin su liderazgo, conocimiento y participación en la respuesta climática de hoy, es poco probable que las soluciones para un planeta sostenible y un mundo con igualdad de género en el futuro se hagan realidad.
El llamado desde ONU Mujeres es a visibilizar el aporte y rodear la labor que hacen millones de mujeres alrededor del mundo y en Colombia para contrarrestar los efectos del cambio climático, reconocer su lucha y apoyarla se vuelve imperativo para que haya una financiación de los estados a favor de la perspectiva de género en las políticas climáticas y ambientales, fundamental para empoderarlas y hacer de la igualdad de género un asunto de todas y todos.