Esta semana el Instituto Nacional de Salud confirmó que la variante Delta ya está circulando en tres regiones del país: Valle del Cauca, Santander y Bogotá. El primer caso fue detectado el 24 de julio en Cali; cuatro más se confirmaron el 4 de agosto en Bogotá y, un día después (5 de agosto) la Secretaría de Salud de Bucaramanga registró el primero en su ciudad.
Estas recientes confirmaciones despertaron la preocupación de la ciudadanía en temas como: qué se espera de su comportamiento y cuándo podría llegar a ser predominante; por lo que el viceministro de Salud Pública y Prestación de Servicios, Luis Alexander Moscoso, aclaró las principales dudas al respecto.
En primer lugar, explicó, la mayoría de los casos Delta identificados hasta el momento son importados; sin embargo, ya empezaron a aparecer casos de transmisión comunitaria. “Casi todos llegaron de fuera del país, pero ya tenemos dos en los que no hay contacto de la persona que contagió, lo que significa que hay virus circulante en la comunidad”.
Si bien esto prende las alarmas, pues indica que la variante podría expandirse rápidamente en el país, el viceministro confirmó que su proporción en las calles aún es pequeña en comparación con otras. “Lo sabemos porque Bogotá hizo
300 estudios genómicos y de todos esos solo encontró cuatro casos Delta, lo que muestra que la proporción sigue siendo baja”, dijo.
Según Moscoso, esto indica que el país aún puede prevenir escenarios complejos como los que han vivido otros países, pero debe hacerlo de forma acelerada. “Se estima que la variante original de COVID-19 tiene capacidad de
contagiar a 2.2 personas; Alfa y Gamma entre 4 y 5 personas, pero Delta puede infectar a 8 o más. A ese ritmo, nosotros prevemos que en septiembre la variable empezará a tener una participación mayor y en octubre ya podría
ser la variante dominante”, explicó.
Con esos niveles de transmisión y exposición sin vacunación la tasa de crecimiento puede ser muy rápida. “Actividades que antes no eran tan riesgosas, como quitarse el tapabocas para compartir un café en un espacio cerrado por 2 minutos, ahora serían suficientes para contagiarse”, advirtió. Esto genera un riesgo muy grande para las personas sin vacunar y especialmente para aquellos adultos mayores con comorbilidades que no han accedido al biológico. En este punto, Luis Alexander Moscoso reiteró que la vacunación será la clave.
“Si nos vacunamos y las personas con comorbilidades entienden su riesgo, puede que tengamos un cuarto pico de casos, más no un cuarto pico de hospitalización y pérdidas de vidas. Y si vamos más allá y somos responsables extremando las medidas de bioseguridad, puede que incluso no tengamos cuarto pico”, señaló. Pero para que esto sea posible, las medidas deben implementarse desde ya.
“Hay que recordar que la inmunidad se adquiere 14 días después de la segunda dosis, por eso tenemos que vacunarnos de forma acelerada, igual que intensificar el distanciamiento, el lavado de manos y el uso del tapabocas en
espacios cerrados. Solo así nos protegeremos y lograremos minimizar el riesgo”, concluyó el funcionario de la cartera de Salud.