“A mí me ha tocado ver los cambios de mal a bien que ha tenido el barrio y ver el progreso que de a poco ha ido llegando luego de las épocas duras que vivimos. Llegaron las escuelas, la estación de bomberos, la biblioteca y eso atrajo más gente que fue poniendo diferentes negocios y aparecieron las cafeterías, las tiendas y las rutas del transporte mejoraron, el barrio creció y ahora llegó el Metro y nos pusieron el integrado y qué bueno, porque mientras
más cosas nos pongan el barrio va a crecer y dejará de ser estigmatizado”.
Ese es el pensamiento de Pablo Hernández Rendón, quien lleva viviendo sus 42 años de vida en El Picacho, sector La Piedra y ve con buenos ojos la construcción del Metrocable en esta zona de Medellín por los beneficios que trae. “Este no es el mejor barrio del mundo -señala- pero no es como años atrás. Llegó esta obra y esto implica arreglos de andenes, de espacios públicos y van a subir los turistas de paseo y eso es un beneficio social y económico, porque es un dinero que se queda acá; lo que es positivo porque recuerdo que las estaciones eran unos terrenos baldíos donde tiraban basura y vicio y ahora son espacios distintos que nos traen un progreso total”.
La obra
Unas 420 mil personas de la zona noroccidental de Medellín se beneficiarán con este proyecto, cuya ejecución es del orden del 93%. La llamada Línea P del Metro se convertirá en el sistema de cable para el transporte urbano con mayor capacidad en el mundo y es el sexto de su tipo que tendrá la ciudad.
Este sistema contará con 138 cabinas, cada una con capacidad para 12 usuarios, y cuando esté en operación podrá mover a 4.000 viajeros cada hora por sentido. La inversión alcanza los $364.955 millones.
“Yo estoy en la mitad de las estaciones, pero me queda muy bueno porque cojo el metro para ir donde mi suegra o a alguna otra parte y aunque sufro de algo de vértigo, me encanta y me aguanto. Esto es una maravillosa obra, soy paisa y colombiano a morir y estas cosas me hacen sentir orgulloso de esta que es mi tierra”, manifiesta con una alegría que no le cabe en el pecho.
“Tengo una vista de preferencia que da a todo el proyecto y puede que no todos estén de acuerdo con este, pero apenas lo terminen, de seguro la comunidad se volcará hacia él. Y cuando empiece a funcionar me voy a parar ahí a esperar que la goma pase; no me monto el primer día porque no me gustan los tumultos, pero apenas eso se normalice, con mi papá, mi esposa y mi hijo me pego el viajecito. Tengo familia en España y están a la expectativa
de venir para disfrutar de este plan”, asegura al referirse al momento en que la Línea P entre en operación.
La ecociudad sigue adelante
Acorde con los tiempos y pensando en el medio ambiente la obra promueve el concepto de ecociudad, ya que la entrada en funcionamiento de esta línea permitirá una reducción anual de 979 toneladas de CO2 al medio ambiente, además de que se hace la siembra de 1.400 nuevos árboles en la zona de influencia del proyecto.
Pablo mira desde su sitio privilegiado la estructura y al verla no disimula su significado, el valor social de la misma y el amor por su terruño. “Quitémonos el estigma que tienen muchos de que en Medellín todo es malo, no señor, aquí la mayoría de la gente es buena y nos tenemos que dar la oportunidad de querer a nuestra ciudad como el resto del mundo lo va a hacer y proyectos como este nos tienen que hacer sentir orgullosos de lo que somos”, sentencia
En estos momentos, se realizan las pruebas dinámicas y la puesta a punto de todo el sistema operativo. Además, se trabaja en la verificación física de todos los parámetros internos de las cuatro estaciones que tendrá el Metrocable del
Picacho: Acevedo, Sena, Doce de Octubre y El Progreso.